La edad idónea para la primera visita al odontólogo es a los dos años, aunque muchos lo hacen a los cinco. Aún así, los padres necesitan recibir información sobre el cepillado y el uso de dentífricos fluorados por parte de un profesional. A estas edades tan tempranas tanto el cepillado, como el resto de la higiene bucodental del niño, dependen básicamente de los padres. Con esta visita se consiguen varios objetivos: perder el miedo al profesional y comenzar un hábito de visitas periódicas, detectar posibles lesiones cariosas, comprobar el desarrollo de las arcadas dentarias y de los huesos maxilares, y revisar los hábitos alimentarios y la aplicación de flúor.
Entre los 6 y los 10 años el niño debe ir responsabilizándose de forma progresiva de su higiene dental. Es muy útil el uso de revelador de placa. También puede comenzar a usar la seda dental.
Los cepillos dentales más recomendables para los niños son los que poseen cerdas blandas de punta redondeada. Es conveniente que el tamaño del cabezal sea más pequeño y el mango sea más grueso que los de los cepillos para adultos.